Cirugía Estética | Drenajes

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Hoy me gustaría hablar de un tema al que hace tiempo que le doy vueltas, básicamente por dos motivos:

               1.- Existe un cierto desconocimiento sobre qué es y para qué sirve un drenaje

               2.- Entre diferentes compañeros de profesión existe cierto grado de discrepancia o criterio en cuanto a su uso.

El uso o no uso de los drenajes en nuestras cirugías

Con respecto a los drenajes, no quiero decir que sea un tema extremadamente controvertido, pero sí que genera cierta confusión en vosotros; el hecho de no saber exactamente qué son y para qué se utilizan, junto a la disparidad de criterios por parte de los profesionales, no ayuda a clarificar. 

En este post intentaré explicar qué son, para qué sirven, cuándo se utilizan y por qué algunos cirujanos los utilizan y otros no. Expondré y responderé a algunas de las preguntas más frecuentes y, por último, os daré mi criterio sobre los drenajes.

El objetivo es, por lo tanto, aportar un poquito de luz al mundo del drenaje; creo que es importante entender su finalidad y el porqué de su uso, simplemente para establecer un criterio, para daros las “herramientas” necesarias para determinar si es o no lógico utilizarlos, que perdáis ese “miedo” que de forma ilógica se les tiene y comprendáis los condicionantes que hacen que un cirujano lo pueda utilizar o no.

¿Qué es un drenaje y para qué sirve?

En primer lugar hay que saber que hay muchos tipos de drenajes y,dependiendo del tipo de cirugía, pueden utilizarse diferentes modelos y/o tamaños. 

Hay muchas variedades, pero todos ellos tienen un mismo objetivo; son un sistema de vacío, estanco, que comunica el espacio en la que los cirujanos hemos estado trabajando con un depósito externo. Este receptal irá acumulando el material, básicamente líquido, que de forma fisiológica se irá generando, como parte del proceso post-operatorio, dentro de esa cavidad. Mediante la succión provocada por el vacío, ese líquido se irá eliminando para evitar que se acumule; de esa manera tratamos de reducir el estrés que para el organismo supondría reciclarlo. Puede ser suero, sangre o una mezcla de ambas. 

En última instancia, de lo que se trata es de eliminar el líquido inflamatorio con la intención de ayudar al cuerpo a recuperarse después de la cirugía, ahorrándole el esfuerzo de absorberlo por sí mismo.

Los distintos sistemas básicamente buscan adaptarse mejor a la zona de trabajo, modular la presión de vacío, minimizar la molestia que puede suponer el llevarlo…, pero la base de todos ellos es la misma.

En nuestro caso utilizamos una pequeña tubulatura, para que nos hagamos una idea, del tamaño de la punta de un bolígrafo que sale de la cavidad en la que hemos estado trabajando (mama, abdomen …) y busca una botella de vacío que generará la succión necesaria para eliminar, de forma progresiva, el líquido que se va a acumular.

¿Por qué se acumula líquido?

Ese líquido se acumula por diferentes motivos pero principalmente se trata de una respuesta inflamatoria. 

Para que nos entendamos, el ejemplo más sencillo que se me ocurre para visualizarlo fácilmente es el de una quemadura. Todos nos hemos quemado alguna vez y habremos podido comprobar que, tras la quemadura, se habrá formado una ampolla en la que se habrá acumulado cierta cantidad de líquido amarillento; es suero que el cuerpo ha producido como respuesta al daño tisular, respuesta inflamatoria, con la intención de vehicular hacia la zona dañada todos aquellos componentes que necesita para iniciar la reparación.

Este fenómeno es exactamente igual al que se desencadena tras el proceso quirúrgico.

Cuando nosotros abrimos una cavidad como, por ejemplo, para colocar un implante mamario, provocamos una agresión en una superficie corporal y, por lo tanto, se va a producir una inflamación y, entre otras cosas, se va a liberar una cierta cantidad de líquido. Es algo fisiológico e invariable, se va a producir sí o sí. Ese líquido es el que nosotros buscamos eliminar, drenar con ese sistema de vacío, para facilitar que no tenga que ser el cuerpo el que, poco después, tenga que preocuparse de reabsorber.

Si volvemos al ejemplo de la ampolla de la quemadura podemos percibir que, al cabo de unos días, esa ampolla va perdiendo tensión y, si no se ha roto, se va vaciando de forma natural; el cuerpo ha ido absorbiendo su contenido. En el caso de la mama, de no haber sido eliminado gracias al drenaje, el proceso se producirá igualmente, pero, tratándose de un mayor volumen, supondrá un importante esfuerzo adicional para el organismo.

Esa vendría a ser la finalidad primera de los drenajes: facilitar la recuperación mediante la eliminación de un estrés metabólico adicional.

Por otro lado, existe cierta desinformación respecto a que los drenajes sirven para controlar el riesgo de sangrado post-quirúrgico, de hecho hay muchos cirujanos que dicen “yo no pongo drenajes, porque no tengo hematomas”. Bien, ni el drenaje sirve para reducir los hematomas, ni existe ningún cirujano que no los tenga.

Todo procedimiento quirúrgico comporta un riesgo de sangrado postquirúrgico y/o hematoma. En esos casos, evidentemente, si hay un drenaje la sangre saldrá por él y, si el sangrado es descontrolado o importante, se podrá identificar antes, a la vez que, por descontado, se reducirá la intensidad del potencial hematoma, nada más.

Esto no debe malinterpretarse. Los drenajes no son un sistema para controlar los hematomas; permiten, en caso de sangrado, eliminar parte y minimizar las consecuencias, pero, ni reducen la probabilidad ni evitan la posible revisión quirúrgica en caso de que este sea importante. Repito, los drenajes no nos evitan el sangrado.

Es importante entender esto, porque el argumento que muchos profesionales utilizan cuando no colocan drenajes es explicando que, durante la cirugía, controlan muy bien el sangrado, realizando una muy buena la hemostasia. Todos los cirujanos realizamos ese control del sangrado, todos deberían ejercer un buen control de la hemostasia, pero eso no elimina completamente el riesgo; eso no debería eximir de utilizar drenajes. El drenaje sirve para ayudar a eliminar ese componente inflamatorio y, en caso de sangrado, nos va a ayudar a que el hematoma no sea tan relevante, pero no es una herramienta para reducir el riesgo de sangrado.

En conclusión, el control del sangrado intraoperatorio es algo que debe realizarse de forma rigurosa en cualquier cirugía y la utilización del drenaje no es una cuestión que esté vinculada a este hecho. Por lo tanto, no porque un cirujano utilice los drenajes implica que no realice un control del sangrado durante la cirugía. Son cuestiones independientes.

¿Cuándo se utilizan los drenajes?

Generalmente se utilizarían los drenajes cuando, por la cirugía que se ha realizado, se prevé que el comportamiento inflamatorio, “la generación de líquido”, puede ser relevante. A la inversa, cuando la agresión es limitada y la respuesta inflamatoria será comedida, de entrada, podría estar justificado el no utilizar drenajes. 

Es evidente, por ejemplo, que tras resecar un lipoma no utilicemos drenaje, la respuesta local inflamatoria será de poca intensidad y el beneficio del drenaje será escaso o nulo. Caso contrario sería por ejemplo una abdominoplastia, en este caso la actividad inflamatoria será importante, por lo que el drenaje es casi obligado.

En definitiva, la colocación de un drenaje viene condicionada por la respuesta post-operatoria esperable.

¿Por qué hay cirujanos que los utilizan y otros cirujanos no los utilizan?

La repuestos es un poco controvertida. 

En general, hay cirujanos que fundamentan la no utilización de drenajes es una cuestión de marketing. Algunos cirujanos consideran que la utilización de drenajes puede ser percibido, por los pacientes, como un indicativo de peor calidad en la técnica o que puede generar una menor confianza al relacionarlo con menor experiencia por parte del cirujano. 

Asimismo, debemos tener en cuenta que  la utilización de drenaje puede resultar algo incómoda para el paciente.  Es decir, muchos profesionales utilizan como estrategia de venta la no utilización de drenajes, para “quedar bien” con el paciente, para ahorrar molestias, considerando que eso les otorga, además, cierta calidad experiencial, cuando en realidad ya hemos visto que nada tiene que ver con esto.

Personalmente, creo que es un error la no utilización de drenajes en aquellas cirugías en las que existe un componente inflamatorio post-quirúrgico relevante. Hoy en día nadie duda o cuestiona que cuando un paciente es intervenido en una cirugía general, cardíaca, torácica…, en las que se precisen drenajes, estos se utilicen; esto es así porque estas cirugías no se tienen que vender. Se tienen que realizar, a la fuerza, para preservar la salud del paciente y ello implica la colocación de drenajes no es cuestionada.

Los cirujanos plásticos en ocasiones utilizan la no colocación de drenaje como una forma de generar una falsa tranquilidad al paciente. Otros cirujanos plásticos ven los drenajes como un bien para el paciente, ya que los aportan mayor calidad y precocidad de recuperación en el paciente tras la cirugía.

El hecho de colocar unos drenajes 24 o 48 horas nos garantiza una mejor recuperación porque le hemos facilitado al cuerpo una vía para la eliminación del líquido post-quirúrgico que se producirá, si o si, ahorrándole al cuerpo el estrés derivado de eliminarlo por sí solo. 

Actualmente, ante una abdominoplastia casi nadie duda en la colocación de drenajes, pero, por ejemplo, en las cirugías de aumento de mama no siempre se utilizan.

Preguntas frecuentes

Es habitual que los pacientes pregunten sobre si duelen o no al retirarlos, si molestan o no, sobre cuánto tiempo los van a tener que llevar, etc… 

¿Duele o no al retirarlos? Os puedo explicar mi experiencia. Obviamente no me he operado el pecho, pero eso no quita que no haya tenido que pasar por quirófano en varias ocasiones, Cuando me operaron de apendicitis, en 1996, me pusieron un drenaje; a mi no me dolió, si bien os puedo decir que es una sensación extraña, molesta y hasta cierto punto “desagradable”, pero no dolorosa. De hecho, la gran mayoría de pacientes que refieren dolor durante la retirada de los drenajes, este se deriva más del miedo y de la contractura defensiva que ellos mismos condicionan que de la retirada en sí misma.

¿Molestan o no al llevarlos? No es lo más cómodo del mundo, no; llevas unos apéndices colgando que salen de la zona intervenida, pero, también es cierto que los drenajes se suelen retirar muy pronto, casi siempre se llevan durante el ingreso hospitalario por lo que, al tener una actividad relativamente restringida, tampoco es que la limitación sea relevante y, por tanto, es totalmente soportable. 

¿Cuál es el mejor momento para la retirada? Esto dependerá de cada caso y, básicamente, se condiciona a que la cantidad de líquido drenado en un intervalo de tiempo sea considerablemente bajo. Cuando el cirujano valora que es significativamente bajo retirará los drenajes, ya que lo poco que pueda seguir generando el organismo es fácilmente absorbible.

Por mi casuística, el 95% de los pacientes salen sin drenaje tras el alta hospitalaria, a la mañana siguiente de la intervención. El restante 5% excepcionalmente se prolonga más allá de las 48 horas. Ahora bien, no depende tanto de nosotros sino de la respuesta fisiológica de cada paciente.  

¿Cuál es mi opinión personal?

Supongo que ya la habréis podido entreleer. 

Soy partidario de la utilización de drenajes cuando sean necesarios. Creo que los drenajes aportan un importante beneficio para el paciente en términos de recuperación. Creo también que, es verdad que son un poco molestos, pero tampoco limitan mucho, ya que durante su utilización el paciente está hospitalizado y la actividad funcional es muy baja. 

Mi criterio, en definitiva, es que el beneficio potencial derivado de haber utilizado drenajes justifica esa pequeña molestia y lo digo por experiencia propia. En términos generales, tras una cirugía mamaria, el uso de drenajes garantiza que, en una semana, el 80% de los pacientes hacen vida normal, sin excesivas molestias. Una paciente con la misma cirugía, sin haber llevado drenajes, la recuperación puede alargarse considerablemente   por haberse querido ahorrar  24 horas de leves molestias siendo que, además, coinciden con el ingreso hospitalario.

Pienso sinceramente que se trata de un tema que no se debe discutir y mucho menos por una cuestión de marketing. Creo que si algo es bueno para el paciente no debería discutirse y si en cualquier otra cirugía esta cuestión no se discute, en un acto quirúrgico, aunque sea estético, tampoco debería cuestionarse.

El drenaje es bueno para detectar si hay sangrado, ayuda a que se pueda eliminar más fácilmente y con ello, se reduce el riesgo de las consecuencias derivadas de éste, pero no lo evita.

Espero haberos aportado un poco de luz sobre este tema y haber clarificado la finalidad de los drenajes y la justificación de su uso.

Como siempre,

Todo para y por vosotr@s.

 

Doctor Jose Mª Triviño.

 

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