Rinoseptoplastia | parte 1 de 2
Hoy vamos a hacer una rinoseptoplastia.
Se trata de un varón, un hombre de mediana edad, de 53 años, creo recordar, que tiene una desviación importante de tabique y que le condiciona la función respiratoria. Respira mal y aprovechando que quiere reparar la nariz pues restauraremos la estética nasal.
Es importante el concepto de que es un hombre porque evidentemente la nariz del hombre y la nariz de la mujer son totalmente distintas.
En el hombre siempre buscamos una nariz un poquito más seria, no digo impersonal, pero un poquito más uniforme, mientras que en la mujer se busca siempre ese puntito más de punta más divertida, un poquito un elemento más gracioso.
Ese punto lo debemos tener en cuenta y además también nos encontramos que tenemos una piel mucho más gruesa. Evidentemente, en este caso concreto, los cartílagos son, aparentemente, bastante débiles, con lo cual habrá que tener un poquito de cuidado.
Pero repito, sobre todo el objetivo que busca el paciente es respirar mejor.
Vamos a hacer una rinoseptoplastia abierta.
Como veis, tiene una piel muy dura.
El abordaje/incisión se práctica de tal forma que permitirá examinar el estado de los cartílagos.
En definitiva, las cicatrices no se van a ver y el abordaje que realizamos eso nos permitirá exponer lo que es la estructura osteocartilaginosa que da soporte.
Podremos abordar el tabique y así tenemos una visión mucho más global y
vamos manejando un poquito el equilibrio entre las diferentes estructuras.
Empezaremos disecando, que es un poco la parte más lenta y poquito a poco vamos progresando.
Hemos individualizado los cartílagos alares seguimos avanzando para intentar dejarnos un campo amplio que nos permita trabajar más o menos cómodos.
Hemos expuesto un poquito todo que es la estructura de cartílagos y huesos que dan forma a la nariz.
Se observa que los cartílagos alares los tiene un poco castigados, tienen un poco forma como de C y son los que dan forma a la parte más alta de la nariz.
De aquí hacia atrás lo que tenemos es toda la parte de la pirámide, no tenemos
cartílago la primera parte, el hueso atrás.
Al ser hombre tiene bastante más representación de hueso, con lo cual tendremos que rebajar un poco las dos partes, la parte de cartílago y la parte de hueso para darle al dorso una forma un poquito más armónica.
Ahora mismo vamos a liberar para poder entrar al tabique.
Revisaremos el tabique, que como he explicado es lo que realmente le preocupa.
Intentaremos que respire un poquito mejor y a partir de ahí nos centraremos en la parte externa.
El tabique, para que se pueda identificar y entender sería como la parte central de un bocadillo, es decir, estará cubierto por la mucosa en ambos lados. Lo que vamos a hacer es liberar ese tabique y lo que hacemos es individualizar el cartílago, que es lo que al final vamos a quitar para que pueda haber una mayor permeabilidad.
Quitamos una ventana de tabique. Lo que estamos haciendo es separar la mucosa de la de la pared de cartílago para que luego las dos mucosas se
junten, cicatricen y mantengan la individualidad de cada canal.
Bueno, nos hemos encontrado que prácticamente todo el tabique, seguramente por un traumatismo previo, está calcificado, o sea, es hueso.
No estabique, no es cartílago, se ha calcificado
Esto es un trocito de tabique que debería ser cartílago pero que se ha calcificado con lo cual, en lugar de quitarlo limpiamente, como nos gusta hacer habitualmente, pues lo vamos a ir teniendo que quitar un poquito a mordiscos hasta dejarle un espacio por el que el hombre pueda respirar mejor.







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