Cirugía de género

Después de varios años trabajando codo con codo en uno de los centros de referencia de Reasignación Sexual a nivel europeo y tras rodearme de un equipo con experiencia y capacidad para afrontar el reto que la adecuación de identidad sexual supone, hemos tomado la decisión de ofrecer nuestros servicios a todos aquellos pacientes que lo requieran, aportando un equipo multidisciplinar con las máximas garantías

Debemos diferenciar dos grandes grupos de procedimientos: aquellos destinados a adecuar la anatomía corporal y aquellos destinados específicamente a la reasignación genital. La relevancia del segundo grupo es que, hoy por hoy, requieren de unos requisitos mínimos sin los cuales, la cirugía de reasignación sexual (CRS) no es posible.

  • Haber cumplido la mayoría de edad.
  • Seguimiento por parte de un psicólogo que descarte la afección transitoria y certificar que efectivamente se trata de un proceso real de Disforia de Género o Sdr. de Harry Benjamin.
  • Por lo tanto, diagnóstico psiquiátrico que acredite el diagnóstico de Sdr. de Harry Benjamin.
  • Haberse sometido a un tratamiento hormonal, dirigido por un endocrinólogo, por un periodo mínimo de 9 meses antes de la intervención quirúrgica.
  • Firmar un consentimiento informado, del cual puede pedir una copia, donde se informará tanto de la irreversibilidad como de las complicaciones propias de la cirugía.

TRANSEXUAL FEMENINO:

CIRUGÍAS CORPORALES FEMINIZANTES

El tratamiento hormonal condiciona una serie de cambios en la anatomía corporal que condicionan una adecuación de ésta a la propia del sexo femenino; no obstante, los cambios en el pecho, en la distribución de grasa corporal o en el glúteo no siempre alcanzan el objetivo deseado, por lo que será preciso utilizar procedimientos quirúrgicos que permitan acabar de definir la figura.

Dependiendo de la edad a la que el tratamiento hormonal se ha iniciado, la paciente precisará más o menos procedimientos; los determinantes sexuales masculinos que se hayan desarrollado por efecto de la exposición hormonas masculinas serán también relevantes. Una paciente que haya iniciado el tratamiento hormonal a una edad temprana presentará caracteres masculinos mucho menos marcados que aquella paciente que lo haya hecho más tarde; la primera precisará, por lo tanto, menos maniobras correctivas.

AUMENTO DE MAMAS o MAMOPLASTIA DE AUMENTO

Es evidente, cuando hablamos de la anatomía femenina, que el pecho constituye una señal de identidad sexual clara. Por ese motivo, la obtención de un pecho femenino, natural y proporcionado es un objetivo prioritario. Cierto es que el tratamiento hormonal condiciona, en la gran mayoría de casos, el desarrollo de las mamas pero, es igualmente cierto que su crecimiento acostumbra a ser escaso. Si queremos conseguir un busto armónico, proporcionado y femenino, deberemos recurrir a un aumento de mamas.

La mama, como consecuencia del estímulo hormonal, se desarrolla de igual forma que en una mujer biológica y puede presentar las mismas connotaciones. No obstante, por norma general, las características del pecho de una paciente transexual femenina lo hacen especialmente tributario del aumento mamario por vía axilar. Acostumbra a ser un pecho pequeño, bien formado y posicionado, el tórax es ancho, las areolas son pequeñas y el volumen de implante es, por norma general, elevado.

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LIPOESCULTURA FEMINIZANTE

Igual que pasa con el tejido mamario, el tejido graso responde al estímulo hormonal y, en gran medida, sufre una redistribución y adopta una localización propia del cuerpo femenino. La liposucción nos permite perfilar esa anatomía y otorgar al cuerpo un perfil más femenino.

El modelado de la grasa corporal es clave para otorgar armonía y equilibrio a la figura y este no siempre incluye la liposucción aislada, todas las estrategias propias del modelado corporal, tanto la liposucción como el injerto graso en regiones específicas, son conjugables.

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ABDOMINOPLASTIA

La cintura de una mujer es habitualmente más marcada que la de los hombres, es de hecho otro de los signos de identidad propio del cuerpo femenino. En aquellos casos en los que, por efecto de la redistribución grasa (las hormonas femeninas tienden a predeterminar la concentración de grasa en la región abdominal) sumada a cierto grado de flacidez cutánea, se condiciona una pérdida de firmeza en el abdomen, provocando cierto descolgamiento del mismo, se puede plantear una abdominoplastia o su versión menor, la miniabdominoplastia, como estrategia para corregir el exceso de piel y, gracias a la plicatura de los rectos, conseguir un perfil lumbar más marcado y femenino.

La abdominoplastia y la miniabdominoplastia son, por tanto, una opción que, en caso de ser precisas, pueden ayudar a determinar una figura más femenina.

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AUMENTO DE GLÚTEOS

La región glútea es otra de esas áreas anatómicas que presentan sutiles pero claras diferencias entre sexos; el glúteo masculino y el femenino son claramente distintos.
El glúteo femenino es más marcado, turgente y redondo, presenta mayor componente graso en la porción externa, frente al vacío que habitualmente se aprecia en el glúteo masculino, más magro, menos graso y con un perfil más abrupto en la porción medial-externa.

En algunas ocasiones necesitamos apoyarnos en procedimientos quirúrgicos concretos para acabar de pulir la anatomía y perfilar un glúteo más femenino. Se puede practicar un aumento de glúteos con prótesis, una mejora de la anatomía con injertos de grasa o, lo habitualmente utilizado, la combinación de ambos procedimientos.

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CIRUGÍAS FACIALES FEMINIZANTES

El aspecto del rostro es otro de los elementos que requieren atención. La anatomía facial femenina y masculina tienen claras diferencias. Una serie de procedimientos quirúrgicos, o médicos, permitirán adecuar el rostro y conseguir unas facciones más femeninas.

También en el caso del rostro, la temporalidad en el inicio del tratamiento hormonal puede condicionar el desarrollo de caracteres sexuales más o menos marcados y, con ello, mayor o menor necesidad de corregir estos últimos. 

TIROPLASTIA

Uno de los identificadores más reconocibles es la marcada visualización, en el cuello masculino, del cartílago tiroideo, la Nuez de Adán. Las hormonas masculinas condicionan que este cartílago sea más visible y constituyan un signo visible y evidente de un cuello masculino.

¿En qué consiste la intervención?

La tiroplastia permite reducir, que no eliminar, el cartílago, mejorando el perfil cervical otorgando al cuello un aspecto más femenino.
Se realiza una pequeña incisión, coincidiendo con una arruga, a través de la cual se accede al cartílago tiroideo que se remodela, sin tocar las estructuras subyacentes a éste, reduciendo su proyección anterior.

Es importante apuntar que la cirugía no corrige la posición de la tráquea por lo que, en aquellos casos en lo que ésta presente una posición más anterior (situación que también puede presentarse en mujeres bilógicas), puede seguir siendo parcialmente evidenciable. La cirugía no pretende eliminar el cartílago sino suavizarlo para reducir su visualización.

Duración de la Tiroplastia

Se trata de una cirugía corta, con una duración inferior a la hora.

Anestesia para la Tirplastia

Puede realizarse bajo anestesia local y sedación o, para mayor confort de la paciente, bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Tiroplastia.

Si se realiza de forma aislada, es un procedimiento que se realiza bajo régimen ambulatorio.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

El postoperatorio es relativamente sencillo. En ocasiones puede aparecer una afonía transitoria, de pocos días de duración que no condiciona limitación funcional mayor. Tras 24-48h el paciente puede estar realizando una vida prácticamente normal.

Habrá un periodo variable de inflamación local que hará que el resultado aún tarde unas 3-4 semanas en ser evidenciable.

RINOPLASTIA

Con la rinoplastia buscamos conferir al rostro un aspecto más dulce y femenino. No hay duda de que la nariz femenina poco tiene que ver con la masculina, más ruda y seria. Se trata de un procedimiento que pretende feminizar y embellecer, una nariz fina, “divertida”, alegre… Sin duda alguna se trata de una de las piedras angulares y más demandadas.
No difiere de la rinoplastia en términos generales, la sutileza se encuentra en el objetivo del procedimiento, no el procedimiento en sí mismo.

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AUMENTO DE PÓMULOS

La morfología de los pómulos es otro de los rasgos distintivos del rostro femenino. Un pómulo más marcado y estilizado da al rostro un aspecto más triangular, realza los ojos y feminiza el rostro.
Hay muchas formas de realzar la región malar, la medicina estética también dispone de alternativas. La cirugía nos permite perfilar la anatomía de los pómulos mediante la utilización de prótesis o, recientemente, la utilización de grasa del propio paciente como recurso para mejorar la anatomía de la región malar.

Link a Aumento de pómulos

FEMINZACIÓN MANDIBULAR

La mandíbula masculina acostumbra a ser más cuadrada y dura frente al aspecto más fino y perfilado de la anatomía femenina. La definición de la mandíbula es un aspecto a tener en cuenta si queremos feminizar el aspecto del rostro. Desde el ángulo mandibular al mentón, aligerar y suavizar esa mandíbula contribuye a dar un aspecto más joven y femenino.

¿En qué consiste la intervención?

Es posible mejorar el perfil del mentón mediante la utilización de implantes de silicona que aportan algo de volumen y, utilizando el apropiado, mejorar la definición del mismo; otra alternativa pasa por la movilización de un fragmento óseo del mismo.

De igual manera se debe prestar atención a los ángulos mandibulares, mucho más notorias en el sexo masculino y signos de masculinidad. En este caso la cirugía permite abordar la región del ángulo mandibular y rebajarla mediante fresado o resección directa de un fragmento óseo.

Duración de la Feminización mandibular

Se trata de una cirugía de duración variable, dependiendo de qué maniobras se deban realizar. La prótesis de mentón acostumbra a durar menos de una hora, la combinación de procedimientos puede prolongar la cirugía hasta las 2-3 horas.

Anestesia para la Feminización mandibular

Lo más habitual es realizar el procedimiento bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Feminización mandibular.

Si se realiza de forma aislada, es un procedimiento que se realiza bajo régimen de hospital de día.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

El postoperatorio es relativamente sencillo. La inflamación del área trabajada es la más notoria de las manifestaciones postoperatorias; como en cualquier procedimiento facial la limitación social es más relevante que la funcional. Tras 24-48h el paciente puede estar realizando una vida prácticamente normal, aunque la inflamación y la presencia de ciertos hematomas pueden limitarle ligeramente.

Habrá un periodo variable de inflamación local que hará que el resultado aún tarde unas 3-4 semanas en ser evidenciable.

FEMINIZACIÓN FRONTAL

La región frontal es otra de las áreas anatómicas que deberán ser tomadas en consideración. La frente masculina es mucho más marcada, ruda, la presencia de los prominentes arcos supraciliares, encima de la órbita dan a la frente ese aspecto masculino, la frente mucho más uniforme y liviana con un relieve ausente y cejas más elevadas en la cola conforman un aspecto femenino. En algunos casos, la línea del pelo está algo retrasada, avanzarla es otra de las cuestiones que, en este caso, permite dar a la paciente un aspecto más femenino.

¿En qué consiste la intervención?

Mediante una incisión localizada en la línea del pelo o detrás de ella (dependiendo de si queremos o no avanzarla) podremos exponer el hueso frontal en toda su extensión; llegaremos hasta el reborde orbitario y procederemos, de forma minuciosa, a rebajar y modelar su anatomía; eliminaremos esos relieves óseos más notables dando a la frente una línea más uniforme y femenina.

La remodelación frontal permite también elevar las cejas y darles un aspecto más apropiado; si procede podemos avanzar la línea del pelo.

Duración de la Feminización frontal.

La cirugía acostumbra a tener una duración de entre una hora y media y dos horas.

Anestesia para la Feminización frontal.

Lo más habitual es realizar el procedimiento bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Feminización frontal.

Por norma general la cirugía requiere que la paciente permanezca ingresada una noche.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

El postoperatorio es relativamente sencillo. Como en cualquier procedimiento facial la limitación social es más relevante que la funcional. Tras 24-48h el paciente puede estar realizando una vida prácticamente normal, aunque la inflamación y la presencia de ciertos hematomas pueden limitarle ligeramente.

Habrá un periodo variable de inflamación local que hará que el resultado aún tarde unas 3-4 semanas en ser evidenciable.

CIRUGÍA DE REASIGNACIÓN DE SEXO: VAGINOPLASTIA

La vaginoplastia es el procedimiento por el cual se reconstruye una vagina funcional y en posición anatómica. No se trata de una vagina estética, debe ser funcional y ello condiciona que debe tener profundidad y diámetro suficiente para que la paciente pueda mantener relaciones sexuales plenas y satisfactorias; debe también aportar sensibilidad para que las relaciones sean plenas.

Es un procedimiento que precisa una planificación previa, partiendo de la evaluación del caso para determinar qué técnica quirúrgica es la más apropiada para tal fin.

Existen dos grandes alternativas para la reconstrucción de ese neocanal vaginal, dependiendo de las características anatómicas de cada paciente la alternativa que el cirujano planteará será una un otra:

  • Vaginoplastia por inversión peneana
  • Vaginoplastia con colgajo vascularizado intestinal (Sigma)

Consideraciones previas.

Antes de hablar de forma específica de las diferentes técnicas de vaginoplastia comentaremos unas consideraciones previas que deben ser tomadas en cuenta

El tratamiento hormonal que las pacientes mantienen eleva de forma notable el riesgo de trombosis venosa; la cirugía y los dos o tres días en que la paciente precisará mantenerse encamada también lo hacen. Por ese motivo, se insiste a todas las pacientes que reduzcan, de forma progresiva, el tratamiento hormonal durante las 4 semanas previas a la cirugía; la última semana el tratamiento hormonal debe haberse suspendido totalmente.
Se recomienda una reducción progresiva de la hormonación para evitar o minimizar los efectos propios del descenso del estímulo hormonal; síntomas que básicamente van desde cambios bruscos de humor, mareos y náuseas, hasta la aparición de signos masculinos (vello facial, erecciones involuntarias, etc.). Al poco tiempo la situación se normaliza y el posible malestar desaparece. Cuanto más paulatino es el descenso hormonal, más llevadero es el cambio. La reintroducción de las hormonas tras la cirugía normalizará la situación.
El endocrinólogo será quien mejor indicará la forma de realizar esa reducción del tratamiento.

La paciente deberá realizar una preparación previa del colon, una limpieza. El intestino grueso puede ser ocasionalmente lesionado durante la intervención; en caso de producirse esa incidencia, es preferible que esté limpio y libre de residuos. Se realizará un tratamiento con lavativas y/o laxantes; dependiendo del procedimiento empleado, el proceso de limpieza será más o menos intenso.
Antes de la cirugía se realizarán las pertinentes comprobaciones para asegurarse que la limpieza ha sido efectiva.

VAGINOPLASTIA POR INVERSIÓN PENEANA

¿Por qué y cuándo se opta por esta opción?

La vaginoplastia por inversión peneana es el procedimiento más habitual, el que clásicamente se ha utilizado. Debemos tomar en consideración que para la creación de un neocanal vaginal es preciso disponer de un tejido que permita “tapizar” ese canal; de no hacerlo así ese canal se colapsará como consecuencia del propio proceso fisiológico de cicatrización; las dos paredes cruentas se “pegarán”.

En la vaginoplastia por inversión peneana, como decimos, el más comúnmente utilizado, utilizaremos la piel del propio pene y escroto como tejido para tapizar ese neocanal vaginal.

El objetivo fundamental es la creación de una vagina funcional y ello requiere la creación de un canal vaginal de suficiente profundidad. Debemos tomar en consideración que un canal vaginal funcional debe tener, como mínimo, 15 cm; la profundidad habitual de una vagina biológica es de 7-8 cm pero ésta tiene una elasticidad mucho mayor que la neovagina que recrearemos.

Es por lo tanto preciso valorar la cantidad de piel de la que se dispone y la calidad de ésta; estos factores determinarán la longitud máxima de canal que puede ser “tapizado” y, por tanto, la profundidad máxima que podemos conseguir. Una vez valoradas las características del pene, así como las dimensiones de la región perineal, el cirujano determinará si la paciente es candidata a la realización de esta técnica.

En resumen, la vaginoplastia por inversión peneana es la técnica de elección cunado la cantidad de piel disponible en pene y escroto serán suficientes para permitir reconstruir una neovagina con suficiente profundidad.

Duración de la Vaginoplastia por inversión peneana.

La cirugía acostumbra a tener una duración de entre 4,5 y 5 horas.

Anestesia para la Vaginoplastia por inversión peneana.

Se realiza bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Vaginoplastia por inversión peneana.

Por norma general la cirugía requiere que la paciente permanezca ingresada entre 5 y 7 días.

¿En qué consiste la intervención?

En términos generales, el procedimiento consiste, en primer lugar, en la apertura del espacio que albergará la nueva vagina, entre la uretra, por delante, y el recto; posteriormente se utilizará la piel del pene para “tapizar” las paredes del nuevo canal.

La cirugía se inicia con la creación del espacio que ubicará el canal vaginal. Éste se localizará entre la uretra por delante y el canal rectal por detrás. Es la parte más delicada de la cirugía y la que conlleva riesgo de perforación rectal; es este riesgo es el que justifica el proceso preventivo previo de preparación del colon.

Seguidamente se procederá al “vaciado” del pene, se eliminarán todos aquellos elementos que no son necesarios, cuerpos cavernosos, porción distal (final) de cuerpo esponjoso y uretra, testículos y la gran parte del glande. Una porción del glande se respetará junto a los nervios que le aportan sensibilidad, con ella se reconstruirá el clítoris. La parte más proximal de la uretra se respeta tras haberla liberado de los restos de tejido esponjoso. Ambas estructuras serán más tardes posicionadas en una localización más anatómica.

Tras haber vaciado el pene y eliminado los testículos, se procede con el tapizado de la cavidad. Se invierte la piel, como si de un guante se tratara, y se fija en la profundidad del canal. La piel del pene tapiza ahora la neovagina; la piel del escroto permite dar forma a los labios mayores.

Seguidamente, clítoris y uretra serán ubicados en su posición anatómica femenina. El clítoris, gracias a la conservación de los nervios, conserva sensibilidad erógena plena.

Finalmente se suturan todas las estructuras, se cierran las heridas. La paciente tendrá un periné de aspecto totalmente femenino, una vagina de profundidad y anchura suficiente, clítoris sensible y en posición anatómica, uretra funcional (saldrá de quirófano con sonda que deberá mantener durante 15 días); labios mayores carnosos, menores y capuchón. Esta nueva vagina será apta para mantener una actividad sexual plena y sensibilidad suficiente para que estas sean plenas.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

Después de su recuperación, la paciente tendrá una vagina funcional, anatómica y estéticamente similar a la de cualquier mujer.

Tras un par de días en cama, la paciente podrá sentarse y empezar a caminar de forma paulatina. Trascurridos siete días se retirará el taponamiento y se practicará la primera dilatación. Se enseñará a la paciente cómo hacerlo ella misma y, a partir de ese momento, ella deberá realizar esas mismas dilataciones dos o tres veces al día.

La paciente será dada de alta con sonda vesical. Sonda que se mantendrá durante dos semanas más.

Poco a poco la paciente irá progresando con las dilataciones; irá incrementando la profundidad de las mismas y el grosor de los dilatadores empleados; eso permitirá estabilizar el canal y asegurar la funcionalidad plena del canal vaginal.

Con el tiempo, si la paciente mantiene relaciones sexuales de forma “habitual” podrá abandonar las dilataciones, si bien se recomienda que mantenga una cierta frecuencia.

VAGINOPLASTIA CON COLGAJO DE COLON

¿Por qué y cuándo se opta por esta opción?

No siempre se reúnen las condiciones necesarias para asegurar la recreación de una vagina funcional utilizando la piel de pene y escroto. Cuando no hay garantías de poder conseguir nuestro objetivo con estos tejidos es cunado optamos por el colgajo de colon como recurso para conseguir una neovagina de profundidad suficiente.

En estos casos utilizamos una porción de colon (intestino grueso), concretamente la porción del recto-sigma (el último tramo de este) para tapizar el canal vaginal creado. Se obtiene una sección de unos 15-20 cm de sigma que se movilizan hasta el canal neovaginal previamente abierto según el mismo procedimiento que se utiliza en la técnica de inversión peneana. Esta porción de sigma mantiene su flujo sanguíneo gracias a la persistencia de los vasos que le garantizan su aporte y, por consiguiente, su vitalidad. Tras haber individualizado una porción necesaria de colon-sigma y haberla preparado para su movilización, el canal colónico se restaura a fin de que mantenga su normal funcionamiento, el tránsito colónico se restaura con normalidad.

La porción ya individualizada de sigma es ubicada en su nueva posición, el canal neovaginal. Esa sección de colon-sigma tiene dos extremos, el profundo se cerrará para configurar un fondo de saco, el contrario abocará a la superficie del periné en la localización exacta del introito vaginal; por delante del ano y por detrás de la uretra.

¿En qué consiste la intervención?

La mayor parte de la intervención se desarrolla en paralelo a la técnica de vaginoplastia por inversión peneana; la diferencia estriba en la inclusión de un tiempo de trabajo intrabdominal en el que se preparará la sección de colon-sigma que será destinada para tapizar el canal vaginal previamente abierto.

Se han eliminado los testículos, resecado los cuerpos cavernosos, preparado la uretra e individualizado el futuro clítoris con sus nervios.

Se aborda la cavidad intestina, se identifica una sección de 15-20 cm de colon que se considera más propicia para ser utilizada, por su localización de proximidad al canal vaginal. Con sumo cuidado se prepara, de identifican lo vasos sanguíneos y se separa progresivamente de las estructuras que lo rodean. Una vez preparado se procede con la maniobra de individualización; se separa esa porción del resto de colon dejando dos cabos, uno proximal y otro distal, que se empalmarán para asegurar la continuidad del tránsito y, por tanto, la funcionalidad del intestino grueso hasta el recto. La porción de sigma que ha sido separada presenta ahora dos extremos, el extremo más profundo, el que quedará en el interior, se cierra creando un fondo de saco. Seguidamente se introduce el colgajo por el canal neovaginal previamente creado y se acompaña hasta su ubicación definitiva. El extremo exterior se sutura con la piel perineal donde se recreará el introito vaginal.

Duración de la Vaginoplastia por inversión peneana.

La cirugía acostumbra a tener una duración de entre 6 y 8 horas.

Anestesia para la Vaginoplastia por inversión peneana.

Se realiza bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Vaginoplastia por inversión peneana.

Por norma general la cirugía requiere que la paciente permanezca ingresada entre 5 y 7 días.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

Después de su recuperación, la paciente tendrá una vagina funcional, anatómica y estéticamente similar a la de cualquier mujer.

Pasará el primer par de días en cama, trascurridos los cuales la paciente podrá sentarse y empezar a caminar de forma paulatina. En el caso de la vaginoplastia con colgajo de sigma, el taponamiento se retirará al tercer-cuarto día, momento en que se iniciarán los lavados vaginales, aunque aún sin realizar la dilatación.
La primera dilatación se realizará a la semana de la intervención, se enseñará a la paciente cómo hacerlo por sí misma ya que, a partir de ese momento, deberá realizar esas mismas dilataciones dos o tres veces al día.

El intestino habrá normalizado su función en poco tiempo por lo que el tránsito intestinal estará completamente restaurado en el momento del alta. Siguiendo los protocolos de cirugía intestinal la paciente estará en ayunas durante las 24h posteriores a la cirugía, trascurrido este periodo, se retomará la tolerancia oral de forma progresiva.

La paciente será dada de alta con sonda vesical. Sonda que se mantendrá durante dos semanas más.

Poco a poco la paciente irá progresando con las dilataciones; irá incrementando la profundidad de las mismas y el grosor de los dilatadores empleados; eso permitirá estabilizar el canal y asegurar la funcionalidad plena del canal vaginal.

Con el tiempo, si la paciente mantiene relaciones sexuales de forma “habitual” podrá abandonar las dilataciones, si bien se recomienda que mantenga el hábito de dilatarse con cierta periodicidad.


TRANSEXUAL MASCULINO

CIRUGÍAS CORPORALES MASCULINIZANTES.

El tratamiento hormonal sin duda condicionará una serie de cambios en la anatomía del paciente, una redistribución del vello corporal en concordancia con el sexo masculino incluso un cambio en el timbre de voz. Ello acercará mucho al paciente a su condición masculina pero no todos los cambios serán plenos, algunos precisarán de la acción quirúrgica para completar la adecuación plena a la identidad sexual.

Otros elementos no son perceptibles externamente pero sí son signos de identidad femenina y, por tanto, tributarios de cirugía correctiva para eliminarlos.

MASTECTOMÍA SUBCUTÁNEA

Sin duda alguna, el pecho es un signo de identidad claramente femenino, por consiguiente, es uno de los elementos a corregir cuando queremos conferir al tórax el aspecto masculino deseado. La mastectomía, en sentido amplio es el procedimiento que tiene por finalidad la eliminación del tejido mamario, sea cual sea la causa que lo justifique.

En este caso, el objetivo es conferir al paciente un tórax plano, uniforme y estético con anatomía y apariencia masculina.

¿En qué consiste la intervención?

El cirujano debe eliminar la totalidad, o casi totalidad, del tejido mamario con la intención de adecuar la anatomía del busto a un tórax masculino. El proceso no es estándar por cuanto las características de la mama determinarán la mejor técnica a elegir en cada caso; el objetivo final es un pecho plano uniforme y con areolas de aspecto y localización propias del sexo masculino.

En la primera entrevista valoraremos el caso y concretaremos cual es la mejor alternativa para conseguir el objetivo deseado. Es importante que exista una buena comunicación con el paciente para aclarar todos los términos y resolver las dudas que pudiera tener.

El objetivo de procedimiento es eliminar la glándula mamaria, pero, secundariamente, deberemos también adaptar la piel para que no resulte redundante y confiera al tórax el aspecto deseado. El tamaño de la glándula y la calidad de la piel son algunos de los aspectos que deberán ser tomados en cuanta para decidir la técnica quirúrgica específica a realizar. Es inevitable la realización de cicatrices, mayores o menores en función de las necesidades, pero siempre buscando el máximo equilibrio; no debemos minimizar cicatrices si el resultado se va a ver afectado, pero tampoco haremos más de las precisas.

Abordaje areolar: en casos en que el tejido mamario se encuentre poco desarrollado, se reduzca prácticamente al botón mamario, la piel presente buena calidad y la areola sea de tamaño reducido, puede plantearse la tentativa de realizar la mastectomía estricta, sin practicar ningún procedimiento adicional que busque “ajustar” la piel. Se le dará la oportunidad a la piel de readaptarse por sí sola, basándonos en su elasticidad propia y la respuesta contráctil de esta como respuesta a la inflamación post-quirúrgica. El paciente solamente presentará una cicatriz, semicircular, en la parte baja de la areola. Este procedimiento se puede llevar a cabo en aquellos pacientes que, por inicio precoz del tratamiento hormonal, no hayan sufrido excesivo desarrollo de tejido mamario.

Abordaje areolar con cicatriz periareolar: nos encontramos en casos en que el tejido mamario es escaso, pero o la piel presenta peor calidad o la areola es algo más grande de lo deseable. A través de la cicatriz areolar se practica la resección el tejido mamario y, posteriormente, mediante una cicatriz que rodea toda la areola, se procede a adaptar la piel y reducir el tamaño de la areola. La cicatriz es poco visible por cuanto queda circunscrita al perímetro areolar.

Abordaje por cicatriz periareolar ampliada: si la glándula mamaria es de mayor tamaño precisamos ampliar la cicatriz para poder así acomodar el exceso de piel. En estos casos la cicatriz periareolar previa se complementará con una cicatriz que, usualmente se prolonga hacia la región axilar. Es una cicatriz más visible, pero, por norma general, la presencia de vello torácico la hace poco visible.

Abordaje submamario con injerto libre de areola: en mamas de mayor tamaño se producen dos circunstancias; por un lado, la cantidad de piel que debemos acomodar es muy importante y, por otro, las areolas están muy desplazadas respecto a su posición deseada. En estos casos, se opta por la técnica de injerto libre de areola. Se practicará la mastectomía por una cicatriz localizada en el surco mamario que quedará ubicada en una línea muy próxima al borde inferior del pectoral, ayudando a disimularla, y, posteriormente, se realizará el injerto del complejo areola-pezón en una posición más anatómica. Se trata del procedimiento más agresivo en términos de cicatrices, pero, aun así, las características de las cicatrices y la localización de éstas las hacen relativamente poco evidentes trascurridos unos meses.

Duración de la Mastectomía subcutánea.

Dependiendo de la técnica empleada la duración de la intervención puede variar entre la hora y media y las 4 horas.

Anestesia para la Mastectomía subcutánea.

Se realiza bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Mastectomía subcutánea.

Por norma general la cirugía requiere que el paciente permanezca ingresado 24 horas.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

La recuperación es relativamente rápida, se recomendará el uso de faja compresiva durante unas semanas y se limitará la actividad, recomendando reposo relativo durante las primeras fases evolutivas.

Tras una semana-10 días el paciente podrá realizar su actividad cotidiana con relativa normalidad, a excepción de los esfuerzos y deporte que deberá restringir durante un mes.

La piel y las cicatrices pueden presentar, durante los primeros meses, un aspecto irregular y llamativo, pero, progresivamente, irán mejorando, dejando un tórax con aspecto masculino con cicatrices, por norma general, disimulables y poco visibles.

HISTERECTOMÍA Y ANEXECTOMÍA

La extirpación del útero y los ovarios no es, en sí misma, un procedimiento de masculinización corporal, pero, qué duda cabe que no es trivial y condiciona la eliminación de unos atributos internos marcadamente femeninos. Es por ello uno de los primeros procedimientos que se plantean en el camino de adecuación de la anatomía femenina a una identidad real masculina.

¿En qué consiste la intervención?

El procedimiento consiste en la extirpación completa de útero, trompas y ovarios; en primera instancia se dejará la vagina, como fondo de saco, por si en un futuro su mucosa fuera necesaria en otros procesos reconstructivos ligados a la reasignación de sexo.

En función de las características del paciente el equipo médico optará por ofrecer una técnica u otra:

Abordaje abdominal: en este caso, se practica una incisión abdominal, justo encima del pubis, desde la que el equipo médico podrá realizar la intervención sin mayores limitaciones.

Técnica laparoscópica: los cirujanos realizarán pequeñas incisiones en el abdomen, a través de las cuales se introducirán unos trócares que permitan insertar una cámara y aquellos instrumentos que el equipo precisará para realizar la intervención. Se trata de un procedimiento menos invasivo y con una recuperación más rápida.

Abordaje trasnvaginal: En estos casos no es la técnica de elección. Es más compleja y requiere una vagina elástica lo cual no es habitual dado que no ha habido partos y la falta de estímulo estrogénico reduce la elasticidad de la misma.

Duración de la Histerectomía.

El procedimiento tiene una duración aproximada de una hora y media.

Anestesia para la Histerectomía.

Se realiza bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Histerectomía.

Por norma general la cirugía requiere que el paciente permanezca ingresado 48-72 horas.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

Como decíamos anteriormente la histerectomía con anexectomía no condiciona cambios externos evidenciables en la anatomía del paciente, pero sí representan un cambio radical en su identidad física.

El paciente permanecerá ingresado durante dos o tres días, tiempo necesario para restaurar el tránsito intestinal. Tras el alta, se le recomendará la limitación de los esfuerzos, pero se le permitirá realizar una actividad diaria normalizada. Trascurrido un mes, el paciente se encontrará a un 98-100% de actividad por lo que tendrá libertad para realizar esfuerzos y reincorporarse a su actividad deportiva.


CIRUGÍA DE REASIGNACIÓN DE SEXO:

La cirugía de reasignación de sexo en el caso del paciente transgénero masculino son la metaidoioplastia y la faloplastia; ambas buscan acomodar la anatomía genital masculina, permitiendo una micción en posición bípeda y, cuanto menos, una capacidad de recibir estímulo erógeno pleno.
Son procedimientos que presentan ciertas limitaciones, si las comparamos con le reasignación de sexo femenino, pero no por ello condicionan un menor grado de satisfacción.

METAIDOIOPLASTIA

¿En qué consiste la intervención?

El objeto de la metaidoioplastia es la prolongación de la uretra biológica hasta la punta del clítoris y la liberación de éste para recrear un micropene que permita la micción en posición bípeda (de pie) y la normal estimulación erógena. Paralelamente se recreará una bolsa escrotal en la que, posteriormente, se implantarán prótesis de testículos.

Para poder llevar a cabo la intervención es precios que exista una hipertrofia del clítoris; ésta se producirá como consecuencia del estímulo hormonal prolongado. Gracias a esta hipertrofia clitoroidea secundaria al estímulo hormonal podremos reconstruir un microfalo, éste permitirá miccionar con normalidad, tendrá capacidad eréctil y sensibilidad plena pero sus características impedirán la penetración.

El procedimiento quirúrgico se basa en tres puntos fundamentales:

  • Liberación del clítoris hipertrofiado para permitirle una mayor movilidad.
  • Canalización de la uretra biológica hasta la punta del microfalo para permitir una micción por la punta del micropene. Este procedimiento se lleva a cabo mediante la utilización de la mucosa vaginal, que había sido respetada tras la histerectomía, y los labios menores.
  • Recreación de una bolsa escrotal que permita albergar los implantes testiculares. Este procedimiento se llevará a cabo gracias a la utilización de los labios mayores que serán movilizados y suturados en la línea media. El implante de las prótesis puede realizarse en la misma intervención o, más comúnmente, postergarse a un segundo tiempo cuando las cicatrices sean estables.

Tras la metaidoioplastia, el paciente saldrá de quirófano portando una sonda vesical y, en la mayoría de los casos, una sonda suprapúbica que permita limitar el flujo de orina por la uretra y, con ello, mantener la neouretra seca durante el proceso de cicatrización.

Duración de la Metaidoioplastia.

El procedimiento tiene una duración aproximada de 4 a 6 horas

Anestesia para la Metaidoioplastia.

Se realiza bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Metaidoioplastia.

Por norma general la cirugía requiere que el paciente permanezca ingresado entre 3 y 5 días.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

Se recomendará al paciente permanecer en cama durante las primeras horas, trascurridas las cuales se le permitirá deambular de forma progresiva. Tras 3 o 5 días será dado de alta, portando sonda vesical, con una restricción de actividad moderada; podrá realizar una día a día cotidiano, sin esfuerzos, pero de forma totalmente autónoma.

La sonda vesical se retirará tras 3-4 semanas y podrá realizar una vida completamente normal, incluyendo esfuerzos y actividad deportiva trascurridos un mes y medio de la intervención.

FALOPLASTIA

¿En qué consiste la intervención?

Si el objetivo va más allá de la micción bípeda y buscamos unos genitales de aspecto más masculino, con dimensiones anatómicas y que, tras la implantación de una prótesis, permita la penetración, la recomendación no pasará por la metaidoioplastia; será necesario plantear la faloplastia.

Durante la faloplastia utilizaremos tejidos del cuerpo para reconstruir un pene con dimensiones y anatomía masculina. Uno de los factores “limitantes” de la faloplastia es precisamente ese, que la recreación del pene precisa que aportemos tejido de otra parte del cuerpo, ello condicionará de forma ineludible la presencia de cicatrices, hasta cierto punto estigmatizantes, en aquellas zonas de las que los hayamos obtenido.

La zona más comúnmente utilizada, por sus características de piel fina y escaso bello, es el antebrazo. Se modelará previamente el falo, conteniendo la uretra, y se identificarán los vasos y nervios que, con posterioridad, se empalmarán con los vasos y nervios receptores de la región genital. De igual forma, previamente se habrá prolongado la uretra biológica, de forma similar a la técnica empleada en la metaidoioplastia, que será empalmada a la neouretra del falo. Los labios mayores habrán sido movilizados para dar forma a la bolsa escrotal que, preferentemente en un segundo tiempo, albergará los implantes de testículo.

La zona del brazo donde antes se localizaba la piel que ahora forma el falo, será injertada con piel obtenida del muslo contrario. Ello condiciona que el paciente saldrá del quirófano con tres áreas que deben ser tratadas: el propio falo, los injertos del brazo y la herida del muslo. Tras la faloplastia, el paciente saldrá de quirófano portando una sonda vesical y, en la mayoría de los casos, una sonda suprapúbica que permita limitar el flujo de orina por la uretra y, con ello, mantener la neouretra seca durante el proceso de cicatrización.

Tras la cirugía tendremos un falo de dimensiones anatómicas, con sensibilidad erógena, que permitirá la micción de pie y que, tras haber colocado la prótesis, deberá permitir la penetración sexual.

Duración de la Faloplastia.

El procedimiento tiene una duración aproximada de 10 horas

Anestesia para la Faloplastia.

Se realiza bajo anestesia general.

Régimen hospitalario para la Faloplastia.

Por norma general la cirugía requiere que el paciente permanezca ingresado una semana.

¿Cómo evoluciona y cuándo se ven los resultados?

Trascurridos los primeros días de la intervención, en los que el paciente debe permanecer encamado, iniciaremos una deambulación progresía, limitando los esfuerzos y manteniendo las piernas en alto.

Tras una semana será dado de alta; en ese momento las curas son más sencillas y el paciente puede estar en casa, pero aún deberá seguir controles periódicos de las heridas por lo que, en caso de residir lejos, deberá tener en cuenta que prolongará su estancia durante una semana más. A los quince días de la intervención las curas mínimas o inexistentes por lo que ya no será necesario tener controles tan rigurosos.

La sonda suprapúbica, si se llevara, será retirada a los 21 días; se dejará unos días más la sonda vesical, taponada, para normalizar plenamente la dinámica vesical antes de retirar esta última. A partir de este momento el paciente podrá miccionar con normalidad a través del neofalo, la pierna y el brazo estarán curados y solo precisarán ciertas medidas protectoras; el paciente realizar una vida casi completamente normal, excluyendo los esfuerzos y la actividad deportiva que, por norma general podrá retomar al mes y medio de la intervención.



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