MASCULINIZACIÓN TORÁCICA | I/II
CIRUGÍA DE GÉNERO
Cuando hablamos de cirugía de género hablamos de un elenco de procedimientos que tiene un objetivo común: acomodar la anatomía del cuerpo del paciente para igualarla a la de su sexo real. Dentro de estos procedimientos, hay dos grupos que destacan entre los demás:
1. La cirugía mamaria
2. La cirugía genital; el cambio de sexo en sentido estricto.
Evidentemente ambas cirugías (mamaria y genital) son distintas en el paciente femenino o en el masculino, pero en ambos casos son cirugías que tienen un mayor peso específico dentro de la cirugía de género.
CIRUGÍA MAMARIA
En la cirugía mamaria, como decimos, el planteamiento es diametralmente opuesto cuando queremos masculinizar o cuando queremos feminizar.
Nos vamos a centrar, en este primer post, en la cirugía de masculinización mamaria o torácica, la cirugía que va a conformar un tórax anatómicamente masculino cuando biológicamente se ha desarrollado como femenino; en próximos posts trataremos el caso opuesto, la feminización torácica.
MASCULINIZACIÓN TORÁCICA
En esencia, si analizamos conceptualmente las diferencias entre un tórax masculino y un tórax femenino, todo el mundo planteará la opción más notoria: el tórax masculino carece de mama, de glándula mamaria; es cierto que los hombres tienen cierta cantidad de tejido mamario, pero no tienen pecho como tal, por lo menos, no de forma evidente.
Si lo analizamos con un poquito más de profundidad, nos daremos cuenta de que el tórax masculino se diferencia en alguna cosa más del femenino: la posición y el tamaño de la areola son distintas, la definición de los relieves musculares del pecho son más notorios y, por descontado, existen diferencias en la estructura global de la caja torácica, mucho más musculosa, más cuadrada y más amplia en el hombre. Estos últimos aspectos son más difíciles de modelar, pero cuando la anatomía global está integrada, no acostumbra a ser tan llamativo. Hay que tener en cuenta que ciertos elementos de esa anatomía van a responder también al tratamiento hormonal.
Volviendo a las areolas, es importante tener en cuenta que la areola en la mujer es más medial y de mayor diámetro; la del hombre, por contra, es más externa y notablemente más pequeña.
Todo ello es importante tenerlo en cuenta ya que en la cirugía mamaria de masculinización no se trata simplemente de la eliminación de la glándula sino en buscar que la apariencia de ese tórax en origen biológicamente femenino, sea armoniosamente modelado a un tórax masculino que es, al final, el sexo real del paciente.
El objetivo no es simplemente eliminar la glándula sino adecuar la estética de ese tórax, por ese motivo es importante entender las diferencias existentes.
CONSIDERACIONES PREVIAS AL PROCEDIMIENTO QUIRÚRGICO DE MASCULINIZACIÓN TORÁCICA
Si nos centramos en el procedimiento quirúrgico de masculinización torácica, en sentido estricto lo que se llevará a cabo es una mastectomía.
Vamos a eliminar la glándula mamaria en un proceso que, a priori, se podría considerar parecido a la mastectomía con finalidades curativas, que se realiza cuando existe una patología que afecta a la mama. La realidad es que no es del todo así; en el caso de la cirugía de masculinización torácica, si bien hay un componente igualmente reconstructivo, el objetivo es completamente distinto; eso, aunque puede parecer lo contrario, condiciona que los procedimientos difieran sustancialmente. Cuando realizamos un mastectomía por razones patológicas, la finalidad es curativa (radical); en el caso de cirugía de masculinización torácica la finalidad es la readaptación de ese tórax femenino a un tórax masculino.
También puede haber ciertas similitudes o paralelismo con la ginecomastia o exceso de glándula mamaria en un tórax que biológicamente es masculino, pero tampoco el proceso es idéntico y difiere en algunos aspectos.
En cualquier caso, centrándonos en la mastectomía masculinizante o masculinización torácica, lo primero que tenemos que analizar es al propio paciente. Como siempre os digo, hablamos de la cirugía de la que hablemos, existen tantas cirugías como pacientes. No existe una cirugía única, sino una cirugía planificada específicamente para cada paciente. El paciente que tienes delante es único por lo que cada acto quirúrgico debe adecuarse a ese paciente, debe ser “a medida”. Lógicamente hay unos patrones básicos que te permiten acomodar una técnica primitiva, pero siempre pensando en la individualidad de cada caso.
Tórax del paciente
Lo primero que se debe analizar son las características del tórax de ese paciente.
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Tamaño y complexión del tórax, estructura muscular...
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Calidad y características de la piel
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Tamaño de las mamas
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Posición de las areolas
Debemos evaluar todos estos parámetros y concretar la mejor estrategia que nos permita obtener un tórax masculino con el menor número de estigmas posible. El objetivo es conseguir un tórax plano, uniforme, con unos relieves torácicos propios del sexo masculino y con una areola con posición y tamaño propios de la anatomía masculina. Por eso es importante planificar muy bien la cirugía para adaptarla a las características propias de cada paciente; entre otras cosas, debemos tomar en consideración la localización, tamaño y trazado de las cicatrices para hacerlas lo menos visibles posible.
La mama en la cirugía de masculinización torácica
El tamaño de la mama es un elemento a analizar y aquí es importante conocer qué historia tiene el paciente. Si el paciente es un paciente joven y la mama, digamos, ha sufrido pocos trastornos, tendremos unas características. Si, en cambio, el paciente es de mayor edad, la mamá tiene más volumen o, por ejemplo, ha sufrido oscilaciones de peso, la piel y la mama, pueden estar más castigadas, por lo que habrá que planificar otro tipo de alternativas.
Afortunadamente, hoy en día, la disforia de género está mucho más contextualizada y socialmente más comprendida. Eso hace que sea mucho más frecuente que los pacientes sean jóvenes y, en muchos casos, hayan iniciado un proceso de hormonación de forma precoz, pudiendo frenar con ello el estímulo hormonal y el desarrollo puberal. En esa situación los cambios corporales son mucho menores, la mama, el tórax, la complexión corporal se mantiene más próxima a la situación prepúber, por lo tanto, conserva un aspecto más masculino.
Pero no siempre es así; los posibles escenarios son:
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El escenario ideal corresponde al del joven que, en la etapa puberal, ha realizado unas acciones para evitar que la mama se desarrolle, frenando su desarrollo con ayuda del endocrino.
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El escenario más común, que es el de un paciente joven que ha desarrollado una mama de tamaño intermedio.
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Pacientes que han tenido un desarrollo mamario completo. En este caso, aparece un amplio abanico de situaciones; glándulas, tamaños y condicionantes morfológicas mamarias propias de la población femenina biológica.
En un próximo post, seguiremos con el procedimiento.
Todo por y para vosotr@s.
Si necesitas más información sobre la cirugía de masculinización torácica, ponte en contacto conmigo, estaré encantado de aclararte cualquier duda.
Doctor Jose Mª Triviño.
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